sábado, 13 de diciembre de 2008

POZOALCÓN. 2. Que dice el Sr. Fiscal que...

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CARTA DE UNA ABOGADA
A UN MUCHACHO PROTEGIDO POR LA LEY



Lo siento mucho, chico, pero la Ley es la Ley.
Anoche me dejaste de piedra viendo lo desagradecido que eres. Cuando te oí decir en la “tele” que eso de que los Jueces metieran sus nasales sentencias en vuestra casa, y te separasen de tu madre para que no te arree otro pescozón, era un meterse donde no les importa, fue cuando me di cuenta de lo preciso que es que alguien más listo que la propia parentela se ocupe de las cosas de la familia. Porque la familia es la familia, y el reparto de guantazos familiares forma parte de la liturgia casera, -decías- mientras yo me apercibía de lo “colga’o” que estás de tu madre, y lo conveniente que es que haya jueces como la tal "Doña", para que, con su tutela, os rediman de la dependencia que tenéis algunos hijos desnaturalizados de las galletas de esas maltratadoras que tenéis por madres.
Si es lo que muy bien dicen los que saben lo que dicen en esto de legislar y los que se aplican en aplicar la Ley: que alguien tiene que poner orden en la familia, porque, en siendo la base del Estado, si alguien de una familia se desmanda como se hacía antes, pues eso, que se le “aleja” del resto, y que el resto se las apañe como pueda. (Por cierto que en mis tiempos, al lio ese de “alejar” se le llamaba “pena de destierro”; pero estarás conmigo en que había que cambiarle el nombre porque esos eran apelativos franquistas que sólo servían para fascistillas de medio pelo).
Aquí no valen ya consideraciones: O los que tienen que hacerlo se ocupan de nuestros parientes o aquí se arma un pifostio. Y, encima, como el caso de tu madre, que, prevaleciéndose de su condición de sordomuda, en lugar de hacerte entrar en razón con buenas palabras, va y te zurra la badana, para que quede claro que no te va a consentir que tú le arrees a ella un inocente zapatillazo. ¡Ay, Señor! Me pregunto cómo pudimos sobrevivir a tanto desafuero familiar los chiquillos de mis tiempos, y seguir vivos y ganándonos la vida como si tal cosa.
¿Legítima defensa? ¡Pero dónde se ha visto que una madre haya de defenderse de un indefenso hijo! A los que hay que defender son a los pobres hijos, sometidos a la tiranía del “o estudias o te arreo”.
Mira: suerte que tenéis los que nacisteis en democracia y no tenéis que veros desamparados frente a semejante energúmeno de madres, que se empeñan, aunque sea a cachetazo limpio, en que te apliques a los estudios para no acabar con la capacha de pleita al hombro sin más condumios que una almorzá' de aceitunas y un mendrugo de pan seco, y recorriendo tajos, besanas y barbechos, convertido en un maldito jornalero de a pie de los que hay tantos en nuestra tierra, por haberse incomodado desde chicos con los catones y con las tablas de multiplicar.
Claro que ahora, con el “PER…” y esos subsidios, es otra cosa, y tu madre debiera de saberlo y no aguijonearte para que se te desgaste la vista encima de los libros y acabar siendo un presbicioso cualquiera en busca de candidatura munícipe y analfabeta.
Menos mal que el Fiscal, visto que la Sentencia que le han endilgado a tu madre no se ajusta a las cuentas que él ha echado al abrigo del Código Penal vigente, ha dicho que va a recurrirla para tratar de aumentarle a ella la pena, a ti el periodo de libertad materna condicional; y a toda la familia, como necesarios cooperadores de mitos que ya no se llevan, meterlos en ser responsables civiles subsidiarios del mal uso de sus propios y ancestrales ritos familiares.
Visto lo visto, si yo fuera política, generalizaría diciendo lo que ha dicho no sé qué ConsejeraAndaluza: que hay que estar al loro y defender a los hijos indefensos y abandonados a su suerte, en manos de unos progenitores que sabe Dios lo que quieran propiciarles. Por cierto, que no te incomode el ninguneo de la ConsejeraAndaluza; -ya sabes que los Políticos no están para ocuparse de un caso particular con nombres y apellidos como eres tú; ellos están para ocuparse del bien de todo el mogollón que los bota, (¿bota o vota?) y aprovechar la coyuntura de que el Guadalentín pasa por tierras de Pozoalcón, y que hay que desterrar a tu madre de la orilla del Guadalentín, para adoctrinarnos con sus peroratas.
Si fuera una Juez(za) en condiciones, -y no como ese traidor del Juez Grana’íno, el DonEmilioCalatayud de las narices, que salió anoche en la “tele” echando pestes de lo tuyo, y dejando en bragas a alguno de sus coleguiYas, (dicho con los mayores respetos y en términos de defensa; por si acaso), echaría balones fuera y diría que ellos no hacen más que dar “exacto cumplimiento a la letra de la Ley”.
Si fuera Fiscal... ¡Ay, si fuera fiscal! Aprovecharía el descanso que da tener sueldo fijo para hacer lo que ha hecho el Fiscal de Jaén con cargo al presupuesto del Estado: recurrir la Sentencia como debe ser; porque eso de escarmentar a un zangolotino como tú a guantazo limpio, aprovechándose de la impunidad que da la intimidad del hogar familiar, es poco menos que demostrar la malísima sangre que corre por las venas de semejante madre. Y es que, si uno, mismamente, es de buena calaña, debiera estar a lo que hay que estar. Y a lo que hay que estar es que, si quieres arrodearte y darle un sostrazo a un hijo zapatillero y tunante como tú, lo menos que hay que hacer es aguantarse el genio, acumular quina en las entrañas, “guardártela” para cuando sea preciso y, en cuantico pongas los pies en el escalón de la calle, pegarte un trancazo con el mango de la azada que termine por enseñarte quién lleva los pantalones de puertas para afuera, sin agravantes domiciliares. Claro que eso debe hacerse a la luz del día o te empitonan por nocturnidad corregidora.
No voy a decirte qué haría si fuera psicóloga (o) por no indisponerme con los SeñoríasIlustrísimas ( de cuyas sentencias malvivo), tan quejicosas ellas con las Abogadas y tan sensibles; porque no está una para andar haciendo machadas (¡uy!, tendré que hablar con la Ministra-de-Igualdad a ver si remediamos por vía epicena lo de “machadas” y lo convertimos en “machados” que suena más poético); ni puede una andar jugándosela con los que velan por nuestro bienestar a golpe de mazo justiciero.
Como Abogada que soy, te lo advierto: que te sirva de lección lo que te ha pasado; a ver si así, cuando seas grande, se te retiran las ganas de meterte en remediar por tu cuenta lo que pasa dentro de tu casa, cuando tantísima trabajera nos ha costado a los de antes consentir en retirarle el poderío a los parientes y remitírselo, vía conStitucional a la adMinistración de aJusticia, que tan ejemplares sentencias está pariendo últimamente (por aquello de que el aborto está a medio legalizar). Hazme caso; que sé muy bien lo que te digo. Que ahora, cuando tengáis que apañaros entre tu padre, tu otro hermaniYo y tú con las tareas caseras, y aviaros la comida, y restregarle con asperón la pringue a las sartenes, y solear la ropa de cama, y plancharos los calzones, y encender la lumbre al echarse la tarde, para calentaros la desazón de no saber debajo de qué chozo dormirá la condenada de vuestra madre-para-todo, con las escarchas pelu’as que están cayendo este invierno, tendréis tiempo de comprender que la única ventaja que tenía el vivir con ella era no tenerle que oír cantinelas y monsergas por eso de que, a Dios gracias, nació sordomuda, y no puede andar gritándole al personal su reconcomio miserable y campesino.
Mientras tanto, “relájate y goza”, como decía algún manual de mis tiempos de juventud desprotegida y a la intemperie, -creo que era El Libro Rojo de Mao- a propósito de lo que había que hacer cuando alguien te da por detrás aprovechando la coyuntura de haberte agachado a recoger la última moneda de decoro tirada por los suelos.

Yo digo que esto no es normal.
Y usted, ¿qué dice?
Gaviola en CasaMora. En un 13 de Diciembre de 2008.
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